Hay conceptos que están estrechamente ligados y son vasos comunicantes. La relación entre inflación y tipos de interés es un claro ejemplo, que además ha saltado a la primera línea mediática por el contexto actual que estamos viviendo.
En pocas palabras, cuando suben los precios de forma muy pronunciada por fenómenos extraordinarios, la inflación es elevada y entonces se suben los tipos de interés para ‘enfriar’ esa tendencia.
El Banco Central Europeo, que es quien marca los tipos de interés, explica cómo controlar que estos dos indicadores estén equilibrados. “Si la inflación es demasiado elevada porque la demanda supera la cantidad de bienes y servicios disponibles, podemos subir los tipos de interés para que el crédito sea más caro. Así, la economía se enfriará, las expectativas de inflación se moderarán y la inflación se reducirá”, explica el BCE.
Por el contrario, el organismo europeo añade que “si la inflación es demasiado baja, como ha sido el caso durante mucho tiempo, podemos rebajar los tipos de interés y hacer que el precio del crédito disminuya para estimular la inversión y la demanda”.
Inflación, subida de precios generalizada
La inflación es un aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios de una economía durante un periodo de tiempo concreto. Las causas de la inflación se dividen en tres tipos:
Por demanda
Se produce cuando la demanda es mayor que la oferta. La capacidad para ofrecer un producto en el mercado es menor que la demanda de los clientes. Un claro ejemplo actual es la crisis de suministros en el sector de la automoción. La producción y la importación se resienten y es más difícil satisfacer las necesidades de los consumidores, por lo que el precio aumenta.
Por costes
Los costes asociados a la producción de determinados bienes o servicios aumentan. Siguiendo con el ejemplo de la crisis de la industria automotriz: para compensar el incremento de los costes, el precio de venta crece para que las empresas puedan mantener su margen de ganancias.
Inflación autoconstruida
Cuando se pronostica un incremento en los precios, las empresas se anticipan y elevan los precios. Por ejemplo: si se espera una subida del precio del petróleo en unos meses, deciden incrementar los precios poco a poco para prepararse para esa situación que se avecina.
Las consecuencias de la inflación afectan directamente al ciudadano, debido a que:
- pierden poder adquisitivo,
- su capacidad de ahorro se resiente y
- se reduce su patrimonio, provocando un impacto negativo en las finanzas personales y familiares.
De ahí que sea clave conocer todos los detalles de la relación entre inflación y tipos de interés
Tipos de interés y cómo calcularlo
El Banco de España define el tipo de interés como “la cantidad que pagamos a un banco a cambio de que nos preste dinero, o lo que nos paga el banco por depositar nuestro dinero”.
Te explicamos cómo calcular los intereses de tu financiación. La fórmula general de la tasa de interés es: Pagos de Intereses = Capital Principal x Tasa de Interés x Número de Años. Como ejemplo, marcamos una cantidad de préstamo de 100.000 euros, con una tasa de interés del 5 % y un plazo de 30 años. Utilizando la fórmula el resultado nos indica que al final del préstamo pagaremos 150.000 euros, por lo que 50.000 euros se corresponden a los intereses.
Los tipos de interés además pueden ser fijos, variables o mixtos. El fijo no cambia, aunque fluctúe el interés oficial al alza o a la baja. Cada vez se utilizan más en hipotecas para tener la tranquilidad de que no habrá variaciones en el futuro. El variable se suele revisar una vez al año y se aplica el tipo de interés del mercado en cada revisión. El mixto es una combinación de ambas alternativas.
En conclusión, la relación entre inflación y tipos de interés es clave para entender cómo los fenómenos económicos globales afectan a nuestra economía local. Al comprender esta dinámica, podemos tomar decisiones financieras más informadas y proteger nuestras finanzas personales.