¿Te encanta cuidarte, pero no sabes cuál es el orden correcto en tu rutina facial? Es normal sentirse perdida entre tantos productos, pasos y consejos contradictorios.
La buena noticia es que no necesitas complicarte ni tener una infinidad de productos distintos. Con una rutina skincare bien organizada, tu piel puede verse más luminosa, sana y bonita.
¿Por qué es importante seguir una rutina de skincare?
Cada piel es única, pero todas necesitan cuidados diarios. Una buena rutina de skincare ayuda a:
- Proteger tu piel del sol, la contaminación y el estrés
- Prevenir arrugas, granos y manchas
- Hidratar en profundidad para que la piel se vea jugosa y elástica
- Lucir una piel radiante y fresca cada mañana
Además, cuando la incorporas a tu día a día, se convierte en un momento de autocuidado que también mejora tu bienestar.
Pasos del skincare
El orden en la rutina de cuidado facial es clave para que los productos funcionen correctamente. Lo ideal es comenzar con las texturas más ligeras —como limpiadores, tónicos o sérums— y terminar con las más densas, como las cremas hidratantes.
A continuación, te mostramos el orden recomendado para aplicar cada producto en tu rutina diaria.
1. Limpieza
La limpieza será siempre el primer paso de cualquier rutina facial. Aunque no utilices maquillaje, a lo largo del día y también durante la noche se acumulan en la piel impurezas, sudor, grasa, restos de productos e incluso partículas contaminantes del ambiente.
Limpiar el rostro en profundidad permite eliminar esa suciedad y preparar la piel para que los siguientes productos se absorban correctamente.
2. Tónico
Aunque no es un paso imprescindible, el uso de tónico puede aportar un valor añadido a tu rutina facial. Su función principal es restablecer el pH de la piel tras la limpieza, ayudando a mantener el equilibrio cutáneo. Además, refresca, calma e hidrata ligeramente, preparando la piel para absorber mejor los productos que aplicarás a continuación, como sérums o cremas.
3. Sérum
Tras preparar la piel con los pasos anteriores, es el momento de aplicar el tratamiento más potente de tu rutina facial. El sérum se caracteriza por su alta concentración de activos, lo que lo convierte en el producto estrella para tratar necesidades específicas de la piel de forma intensiva.
¿Buscas luminosidad, hidratación profunda, acción antiedad, reducción de manchas o efecto calmante? Existen sérums con fórmulas diseñadas para cada objetivo, con ingredientes como vitamina C, ácido hialurónico, retinol, niacinamida o centella asiática.
4. Contorno de ojos
La zona del contorno de ojos es más fina y delicada, por lo que es importante utilizar un producto específico formulado para tratar esta zona sin dañarla.
Utilizar una crema o gel para el contorno ayuda a hidratar, descongestionar y prevenir los signos de fatiga, como ojeras, bolsas o líneas de expresión.
5. Hidratante
Este paso es imprescindible en cualquier rutina de cuidado facial, independientemente del tipo de piel. La crema hidratante sella los productos aplicados previamente, ayuda a retener la humedad y mantiene la piel suave, elástica y protegida frente a las agresiones externas.
Existen fórmulas adaptadas a cada necesidad: texturas ligeras o en gel para pieles mixtas o grasas, y cremas más densas y nutritivas para pieles secas o deshidratadas.
Elige una crema hidratante que se adapte a tu tipo de piel y a las condiciones climáticas del momento.
6. Protector solar
El protector solar es fundamental todos los días del año, incluso en invierno o en días nublados.
Además, es el mejor aliado contra el envejecimiento prematuro, ya que protege la piel de las manchas, arrugas y otros daños causados por la radiación solar.
¿Y si quiero empezar, pero me faltan productos?
Comenzar una buena rutina facial puede suponer un elevado gasto inicial, sobre todo si quieres apostar por productos de calidad, pero eso no tiene por qué ser un problema.
Ventajas de financiar tu rutina de skincare
- Empiezas a cuidarte ya, sin esperar a ahorrar todo el dinero
- Eliges los productos que realmente van bien para tu piel y no te guías, únicamente, por los precios
- Pagas a tu ritmo, sin presiones
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